domingo, 6 de febrero de 2011

Serenidad, paz, indulgencia


Quién iba a decir que el tiempo se me fue demasiado rápido de las manos
que la primavera que albergaba a mi corazón de una fina escarcha de cubrió
Que ni mirando la brumosa cortina de nubes encuentro un poco de paz.

Hoy empiezo a recordarte sin algún motivo en especial
mi pensamiento colapsa de tanto pensar,
no soy buen amigo del dolor
pero parece que es el único que por más que haga
no se quiere ir.

No tengo idea de que palabras decir para vomitar el llanto de mi interior
solo sé que tu no desearías verme triste a causa de tu indulgencia,
ayúdame a beber una vez más el amargo trago de tu partida
hazme oídos sordos al grito de mi alma herida
ciega la aurora de tinieblas que descansa en mi regazo.

Una vez más petrifica la sonrisa perpetua en mi rostro
renueva las risas de mi boca
amplifica mi entendimiento para poder seguir adelante
y tal vez con todo esto
pueda seguir viviendo.

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