A media luz

Y siempre regresas a mi, como si mi cuerpo fuera un imán para ti.

¿Por qué siempre vuelves? ... ¿Acaso de algún modo te hago feliz?

Y a estas alturas del juego ya no puedo decirte que no.

¿Sabes? De alguna manera me haces daño, pero se que yo tuve la culpa por dejar entrar en mi corazón a una persona que nunca a aprendido a amar y que desde el principio sabía que lo que buscaba en mí no era amor, y aunque suene extraño una parte de mi da gracias por haberte encontrado. Creo que mi dignidad ha sido devastada y que mis propios principios los encerré con llave en algún lugar del cual ya no me acuerdo.

Solo yo se cuanto e tratado de negarte, pero tu imagen siempre retorna cuando estoy a solas en mi habitación, mirando la suave niebla que se forja abastecida de apretones y sonidos regocijantes.

Quién dijo que no hay señales de amor en la oscuridad.

Hoy soy yo la que viene en busca de felicidad… o al menos eso es lo que creo.

Toco el timbre, miras por tu ventana y por las facciones de tu cara no esperabas mi llegada. Bajas y me abres la puerta.

- ¿Si?

Suenas como alguien que no conozco, pues en estos momentos ya me hubieras colocado entre tus brazos pero yo se como liberar a ese ser.

Conozco cada uno de los rincones de tu casa, te tomo de la mano y entro en tu morada dirigiéndome a ese lugar donde los rayos del sol se pueden difumar casi en su totalidad. Por fin llegamos y al cerrar las cortinas donde ya solo pasa un pequeño rayo de luz la cual dibuja un par de sombras en la pared y donde nosotros solo podemos ver nuestras siluetas.

Te empiezo a besar esperando que tus labios sean sinceros esta vez.

He caído en la trampa de siempre que son tus brazos, y como las hojas de otoño empiezan a caer nuestras prendas una por una. Puedo sentir el calor de tu pecho.

Trato de que mi mirada distinga tu cara, pero es imposible, mis ojos han decidido nublarse para que todo quede a la imaginación.

Y danzando tú y yo enlazados en las sabanas blancas de tu cama, con mis manos te pido que por esta vez… solo por esta vez… me digas que me amas, quiero creer que lo que sientes por mí es verdadero y sincero.

Quiero que tu aliento me conforte en esa retorcida mentira.

Quiero que tu cuerpo me hiera diciéndome que estas conmigo por que lo que sientes por mí es más intenso que el deseo.

Quiero creer que en verdad me amas mientras me besas, me acaricias, me muerdes y me arañas así.

Quiero que me des un signo de cariño a medio tono.

Aunque se que al terminar y al saber que me voy con las manos vacías… terminaré llorando.