Fuego de invierno

Bueno, quizás te encuentras en otra habitación.

Estaba recostaba en una cama con algunos aparatos aldededor de mi, no había duda de que me encontraba en el cuarto de un hospital. Mí cuerpo se sentía débil y a cada instante parecía perder más las fuerzas.

Entro un médico a la habitación.

-Buenas noches. Dijo mientras se acercaba a mi.

-Buenas noches doctor, ¿me podría decir por que estoy en el hospital?, no recuerdo nada después de que sali de mi casa. Hablar me costaba un poco de trabajo.

-Usted tubo un accidente mientras conducía, al parecer se distrajo y al tratar de evitar chocar con un carro fue a estrellarse contra un poste de luz. El impacto fue severo y aunque no parece haber lesiones en los organos vitales más que raspones en la piel le haremos unos estudios para asegurarnos que todo este en orden.

-Esta bien doctor, gracias pero, ¿le avisaron a alguien?

-Porsupuesto. Palabras acompañadas de una cálida sonrisa.

Me llene de alegría por que magine que entre esas personas estabas tú y la idea de tenerte entre mis brazos hacia que me embelesara.

-Las haré pasar una por uno.

-Gracias doctor.

La primera en pasar corriendo a la habitación fue mi mamá, la cual me consolaba por encontrarme en semejante situación, pero como toda madre al mismo tiempo me regañaba por que fuí la creadóra de mi mal.

El siguiente en entrar fue mi hermano menor, que siempre me dice que puedo confiar en el y por lo tanto, le confesára si antes de subirme al coche había bebido o consumido alguna otra cosa.

-Dimelo y no se lo dire a nadie, te lo prometo. Sus ojos brillaban como estrellas.

-Jaja, que insolente eres, no hice nada de eso, pero, gracias por preguntar. Mi hermano siempre a querido tener la premisa de todo.

Después de que él se fue con sus ingenuas suposiciones vino mi hermana mayor, ella me decía que esto le puede pasar a cualquiera y que no me sintiera mal o culpable de lo ocurrido.

-Además lo importante es que estas bien.

-Gracias. La abracé con las pocas fuerzas que tenía.

Al despedirme de ella entró de nuevo el doctor... no era la persona que esperaba.

-¿Se siente mejor al ver a sus seres queridos?

- ¿Ah?...... si gracias. Intentando sonreir.

-Muy bien entonces en unas horas más te haremos los estudimos.

Se fue.

Me recoste pues ya no iva a conversar con alguien. ¿Por que? ¿por que no vienes? ¿es enserio que ya no te interezo en lo más minimo?

-Menuda pregunta, si te importara ya estarías aqui.

Y con esta afirmación, no pude evitar ponerme a llorar.

Ya no aguento esta pesades en mi cuerpo y ya no tengo fuerzas, mi cuerpo se esta rindiendo por que no se a saciado de la sed de amor por ti, mis ojos ya no quieren estar abiertos, mi boca solo quiere tener tus labios y mi corazón se esta deteniendo.

Y así, sintiendo sumerguirme en los mares de la soledad, vomite sangre. Los doctores acudieron rápido para atenderme pero yo sabia que no podrían hacer nada, mi cuerpo ya no quierer seguir por que su razón de vivir a muerto y quiere hacer lo mismo.

Mis mejillas se empiezan a secar, pero mis últimas lágrimas se encargarán de evitarlo.

Mis oidos se ensordecen al recordar que alguna vez escucharon decirte que por mí darias la vida entera.

-Por favor no puede pasar en estos momentos. Le escuche decir al doctor.

Dirijí mi mirada hacia donde el estaba.

Mis ojos se nublan al creer ver tu silueta y deciden cerrarse.

-!No te vallas por favor! te amo demasiado para ya no tenerte a mi lado.

Definitivamente esa era tu voz.

Sonreí por la hironía de la situación pero ya es demasiado tarde, te has tardado demasiado en decirme que me amabas y ya e sarpado a otro mundo.

¿Quien dijo que no se podia morir de amor?

Aunque por estas simples palabras y por tu voz tan quebrada... creo que me volvi a equivocar.